Exposiciones

2022 – 2025

Armando Romero, Rafael Charco y Recardo del Río

Baby Boomers de Última Generación

Nuun Oaxaca

Fecha: Mayo 2025

El surrealismo, uno de los movimientos artísticos más influyentes del siglo XX, se caracterizó por su capacidad de integrar múltiples perspectivas en obras colectivas que trascendieron las convenciones formales. En esta tradición de creación colaborativa, surge el proyecto que reúne a los artistas Armando Romero, Rafael Charco y Ricardo Del Río, cuya dinámica creativa puede compararse con la improvisación de un trío de jazz, donde cada integrante contribuye con su visión particular sin perder de vista la coherencia y el equilibrio de la obra conjunta. Esta iniciativa artística nació a mediados de los años ochenta, y fue truncada de manera abrupta por el devastador terremoto de 1985, que sacudió a la Ciudad de México y afectó todos los ámbitos de la vida cultural y artística del país. Como resultado, el proyecto quedó archivado y olvidado hasta su redescubrimiento fortuito en 2024.
El hallazgo de las obras permitió el reencuentro de los tres artistas, quienes decidieron restaurar y retrabajar las piezas originales, no solo para reparar el deterioro ocasionado por el paso del tiempo, sino también para incorporar nuevas ideas y enfoques. Este reencuentro propició en ellos una reflexión sobre la década de 1980, un periodo en el que México vivía una etapa de transición. Paralelamente, el país seguía bajo la sombra del “boom” latinoamericano en la literatura, encabezado por figuras como Gabriel García Márquez y su emblemática obra Cien años de soledad, que consolidó la etiqueta del realismo mágico como una característica distintiva de la región. Sin embargo, esta etiqueta, y su derivación hacia la imagen de un México “surrealista”, alimentada por anécdotas como la célebre referencia de André Breton al país. Para este trío, huir de esos clichés se convirtió en un leitmotiv esencial.
Las obras de este proyecto reflejan una confluencia de influencias que abarcan la abstracción, el dibujo preciso, referencias a Velázquez, una reinterpretación del pop art y una gran destreza en la composición y el uso del color. Este doble reencuentro —de las obras y de los artistas— da cuenta no solo de la vitalidad creativa de una época marcada por cambios profundos, sino también de la consolidación de nuevas formas de expresión artística que encontrarían eco en las trayectorias individuales de sus autores.
Así, esta exposición no solo rescata un proyecto artístico interrumpido por la tragedia, sino que también permite una revisión crítica de los años ochenta, un periodo donde las tensiones entre tradición e innovación, localismo y cosmopolitismo, marcaban el devenir del arte en México. A través de este esfuerzo, se reafirma el carácter dinámico y cambiante de la producción artística de aquel entonces, en constante búsqueda de nuevas voces, lenguajes y horizontes.